LA HISTORIA SIN FIN (II)
Esta segunda parte tiene que ver con el agujero que
quedó como resultado del trabajo que hicieron los obreros que antes mencioné,
la cinta amarilla como medida de advertencia para los transeúntes duró lo que
dura un caramelo en la puerta de una escuela de párvulos, miramos desde la
ventana y creímos que un amable señor aseguraba la cinta y resultó que se
aseguraba de zafarla con cuidado para llevársela, así que sólo quedaron unos
palitos como señalización de que en ese lugar había tremendo agujero.
Pero esto no fue todo, al momento de marcharse la
retro, se despidió cordialmente y puso en marcha su máquina, la enorme cuchara
levantada enganchó una rama del árbol de los vecinos y lo arrancó, la ramita
mide aproximadamente unos 4 ó 5 metros, entonces para que estos vecinos no
tuvieran problema se le ocurrió al maquinista que era mejor tirarla en mi
antejardín y al hacerlo, cosa curiosa, dañó otro bolardo, y con la misma
cuchara y con la maña que demostró antes lo clavó en el piso y allí quedó
maltrecho y roto pero bien clavado.
Y empieza Cristo a padecer, tropezones e insultos por
la existencia del agujero que obstaculizaba el paso, curiosamente todo el que
traía platos plásticos, vasos desechables, bolsas con basura, empezaron a
arrojarlas en ese triste agujero. Cada quien examinaba con minuciosidad el
trabajo y hacían conjeturas, lo último que escuché es que se había reventado el
tubo del gas… mmmmh, es sorprendente la forma de deducir de la gente. Nuestra
idiosincrasia ha permitido por décadas que seamos los dueños de la verdad y lo
más simpático es que nos lo creemos.
En la mañana de ayer (septiembre 24) vi con entusiasmo
una volqueta que se detenía y bajaban dos hombres con sendos machetes,
empezaron a cortar el árbol. Cuando volví a mirar no había ni hombres ni
volqueta, pero el árbol continuaba en su sitio, bajé de inmediato a mirar y oh
sorpresa! Habían cortado la punta del árbol y la habían colocado en forma de V
en el agujero, eso fue todo.
Lo último que vi, fueron dos tubos de lámpara
fosforescentes, una pequeña viga sosteniendo una bolsa plástica, un trozo de la
rama del árbol incrustada en forma de V, que daba la impresión de dos brazos
alzados y restos de basura al interior del agujero.
Pero esta mañana recibí la agradable sorpresa de ver
otra volqueta con 4 personas, un conductor dos obreros y un coordinador de
obra, cubrieron el tremendo hueco con tierra y de acuerdo a la información que
obtuve, había dado la orden para que colocaran dos bloques de cemento tanto por
tanto y tanto por tanto, le pregunté por el resto de daños en el andén y los
bolardos que habían sido dañados por ellos mismos y me contestó que no me
preocupara por eso que al menos me arreglarían parte del andén… y subiéndose a
la volqueta se alejaron tranquilos ante el deber cumplido.
He quedado ahora con dos tumultos de tierra a la espera
de los siguientes obreros que deben arreglar el andén…