Como estudiante de bachillerato comercial, aprendí bajo la
directriz de la profesora Benilda Herrera (q.e.p.d), a usar la máquina de escribir,
sin mirar el teclado y con una agilidad envidiable, nunca olvido el primer
ejercicio que nos indicó, explicando que ella no utilizaría el consabido “tur,
tur, tur, tur, tur…” y que tras empezar por el abecedario tuvimos dos
ejercicios que fueron cruciales: “Totoño quiere queso y Salga a la sala la
salsa salada”, curiosamente tras la constancia los grupos de mecanógrafas de la
época resultamos excelentes, lo digo con mucho orgullo.
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