miércoles, 3 de febrero de 2016

Celulares, tablets, ipads, iphones…



Febrero 3 del 2016

Celulares, tablets, ipads, iphones…

Cualquier cosa que tenga pantalla se ha convertido en un atractivo imposible de resistir y no me excluyo, ya que desde el mismo instante en que pude interactuar con una máquina me sentí irremediablemente atraída hacia ella. Aunque las primeras máquinas que conocí fueron simplemente aparatos eléctricos, me di cuenta de que la humanidad estaba avanzando a pasos agigantados hacia un mundo realmente extraordinario.

Cuando pasé de la máquina de escribir a las agendas electrónicas, sentí verdadera emoción, registraba todas las citas, cumpleaños, compromisos etc. colocaba alarmas, es decir, en una palabra, “me enloquecí”.

Posteriormente cuando mi hermano compró un celular, el cual evidentemente era una enorme panela cuya batería duraba escasamente una hora, y que no era realmente un aparato para llevar en el bolsillo, lo disfruté en cuanto a lo emocionante de usar un teléfono, digamos, inalámbrico, pero en realidad no me duró mucho el entusiasmo habida cuenta su poca capacidad y tamaño. Y este aparato empezó a mejorar, aunque seguía siendo un aparato incómodo de llevar, mejoró su conexión, así como su tiempo de uso. Fue creciendo hasta llegar a lo que hoy en día es. En mi concepto, es un computador de bolsillo, se puede navegar, mandar mensajes, ver el correo, sirve de agenda, y además realizar llamadas.

En fin, pero lo que nunca soñé, es que un adminículo en unas dimensiones tan pequeñas, reemplazara físicamente a una persona. Y eso es lo que se logró con el Smartphone, iphone, o como quiera llamársele. Se puede conversar con la persona amiga o un grupo de amigos y familiares a la vez que sigues cocinando, descansando o trabajando, con la novedad de mostrar la imagen. Además, no importa la distancia, hay un acceso infinito a los lugares del mundo para contactar a cualquier persona.

No hay excusa para estar en contacto con parientes y amigos, es un localizador incansable.

Muchas veces cuando olvido este adminículo en casa y ya estoy en la calle, me siento desamparada y a la vez vulnerable, sé que con él en el bolsillo puedo comunicarme rápidamente especialmente si tengo una emergencia y de otro lado, el temor también a los amigos de lo ajeno quienes están al acecho para desposeerte del mismo.

Cuando pienso en el pasado, me doy cuenta de lo que hemos avanzado y que a pesar de no tener estas bellezas tecnológicas la vida era fácil. Si tenías problemas con el coche, le hacías señas a los vehículos que pasaban por la zona, y lo más sorprendente, ¡te ayudaban! Y tampoco se sentía miedo de ser atracado.

Pero aunque el pasado tuvo sus cosas buenas, este presente y el futuro ofrece verdaderas cosas buenas. Sin ir más lejos google maps, es un servicio que te permite encontrar direcciones con gran facilidad, pero lo mejor, puedes ver físicamente a dónde te diriges, puedes hacer un recorrido virtual de las calles e incluso hacer tu propio recorrido. Es todo un “juguete”.

Volviendo a los celulares, me parece divertido las formas de escaparse algunas personas de reuniones aburridas y sin sentido, colocando una alarma y haciendo expresión de angustia en el momento oportuno para decir: “Por Dios, había olvidado completamente que tenía una cita…” o pidiendo a alguien que lo llame y así poder decir: “¡No me digas, salgo para allá inmediatamente!”.

Pero así como los celulares empezaron con un gran tamaño y fueron encogiéndose hasta llegar a unos adminículos que cabían en el bolsillo de la camisa, en este momento veo que están creciendo de nuevo, ya no son iphones o celulares, ahora son verdaderas tabletas, bastante grandes, compensando su tamaño con la delgadez que han logrado.

En todo lugar hay celulares, veo pasar los recicladores haciendo uso de ellos, pero lo mejor fue esta mañana cuando escuché un diálogo que me llamó la atención. En el supermercado cuando una de las chicas en la sección de verduras le decía a la otra, “Ve Yané, no me respondiste si venís al party.” Y la otra extrañada le contesta: “Y cuando me preguntaste?” y la más tecnológica responde: “Mirá tu wasap.” Y en vez de continuar su conversación física ya que estaban una al lado de la otra, la segunda fue a buscar su celular, volvió con el en la mano y le dice: “Ya te contesté.” A su vez la primera mira su celular y siguen dialogando a través de sus celulares a pesar de estar a un paso la una de la otra.

Y eso me trae un recuerdo simpático de mi hermano quien al recibir su celular, uno de los pequeñitos, se sentó a cacharrearlo y de pronto vino corriendo a mostrarme que tenía “linternita”, disfrutó como nunca con esta novedad, más tarde volvió y me dijo que había encontrado otro detalle buenísimo en su teléfono: “Dice la hora en forma verbal.” De sobra está comentar que toda la tarde escuché frases como esta: “Son las cero, cuatro horas con 50 minutos pm”. “Son las cero, cinco horas con diez minutos pm”.

Pero la tecnología no descansa y jamás se detiene, sigo a la espera de nuevas novedades.

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