viernes, 14 de marzo de 2014

La venganza


Marzo 14 del 2014

La venganza

“La venganza es un plato que se sirve frío.”

¿Cuántas veces a lo largo de mi vida he escuchado esta frase?, no muchas realmente, han sido de personas que por alguna razón han quedado en situación favorable ante una ofensa y al darse cuenta que eso con lo cual trataron de dañarlo se revirtió contra su entre comillas enemigo, le produjo un cierto placer.

En qué consiste la venganza, veamos: es un desquite por algo que nos lastimó profundamente y más que una reparación por el daño recibido buscamos que esa(s) persona(s) sientan ese mismo dolor que infringió,

Una vez una señora muy querida y de quien guardo gratos recuerdos me comentó algo que había hecho su esposo y que al cabo del tiempo este había tenido que venir a disculparse con ella, estando él en muy mala situación. Le pregunté por qué se había alegrado al verlo así, si habían sido pareja por tanto tiempo, me contestó: “No me alegré pero sí sentí un fresquito...”

Eso de la Ley del Talión, ojo por ojo, diente por diente… van en contra de esa otra Ley de “poner la otra mejilla”, así qué cuál seguir, ¿las primeras? O ¿las últimas?

Decir que Caín mató a Abel por venganza, no lo creo, yo diría que fue por pura y neta envidia, que no es lo mismo, pero pienso que Dios si tuvo un acto no de venganza pero si de justicia divina convirtiendo la vida de Abel miserable.

Volviendo a la ley del talión es referida a un principio jurídico de justicia retributiva, o sea que quien causara un daño recibiría otro igual, pero este principio se deterioró con el paso del tiempo y cada vez el “castigo” se incrementó un poco, hasta llegar a unos ilimitados resultados.

Leí un artículo hace poco tiempo en el cual ciertas sociedades muy antiguas y que tenían destreza en alta cocina, hacían una especie de competencia culinaria entre los enfrentados, surgiendo así un recetario conocido como “Código de delicias de Hammurabi”, en el cual se incluía incluso que un guiño había que responderlo, pero que causaba verdadera molestia entre “machos remachos”.

También se comenta que hay diferentes tipos de venganza: la rápida que se responde inmediatamente, esta, debo comentarlo, me costaría mucho, ya que soy algo lenta y regularmente cuando ya han pasado las cosas caigo en cuenta de lo que debí hacer en dicho o hecho en ese momento, aclaro, no como venganza, sino como atenuante de alguna situación, ya que soy totalmente esquiva a los insultos, enfrentamientos que sólo dejan un amargor en el alma.

Otra, la lenta, hay personas que planean lenta y minuciosamente lo que van a hacer para desquitarse del otro. No entiendo esto, ya que creo que cuando las cosas se enfrían, pueden verse de otro matiz, con calma y es probable que la venganza pase a un segundo plano.

Y tal vez, otra ridícula, venganza múltiple podríamos llamarla, que esta persona, ofendida, se supone que lo es, cranea una serie de maldades para que cada vez que aquel(lla), intente algo en su vida, se derrumbe, fastidiarla, si la ve y está con un grupo de amigos dice algo y todos ríen, si acaba de presentar una hoja de vida y tiene acceso a algún miembro de esa empresa, le crea mal ambiente, intriga, en fin, es una venganza en cadena que nunca termina.

Pero lo que me inquieta en realidad es el resultado, ¿qué se logra con vengarse?

Me vengué, cierto, y… al hacerlo ¿recuperó el momento en que fue herido?

¿Puede dormir tranquilo(a) por haber causado daño a otra persona? Me he estado preguntando esto últimamente y no le encuentro una respuesta lógica y no es que yo sea “Santa Emma” como me llamó hace poco una amiga. Como  todo el mundo he sentido rabia y de la grande por algo que me han hecho y hubiese querido, como dicen, desquitarme, pero como gracias a Dios, soy lenta, las cosas se han quedado de ese tamaño, después he pensado que quien(es) me han lastimado pueden estar más inquietas que yo esperando a ver qué les voy a hacer… o como me voy a vengar.

Pensemos más bien en descomponer la palabra venganza por ven-gansa y pronto tendremos una imagen diferente de algo tan desagradable.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario