Enero
23 del 2015
Presentadores
o entrevistadores
Hablando de entrevistas
y entrevistadores no puedo menos que preguntarme cuál es la profesión de estos
y la preparación que reciben precisamente para ejercer esa función tan delicada
como es de interrogar a un interlocutor en el momento adecuado o no y en
diferentes circunstancias.
Cada vez que veo las
noticias a través de la televisión o las escucho por la radio, me encuentro con
preguntas un tanto incómodas como: “¡Qué
sintió usted cuando vio a su hermano muerto tendido en el piso!” “¿Su hijo
estaba al margen de la ley?” esto con un acercamiento de cámara que toma
exactamente los ojos en el momento en que poco a poco se llenan de lágrimas y
capturan el gesto desesperado de la madre, el padre, el hijo o el amigo
interrogado, o “¿Podría
informar a la teleaudiencia cómo sucedieron los hechos en los cuales el
vehículo rojo, viniendo en contravía, se estrelló contra la camioneta azul
plateada y donde perecieron dos de los pasajeros del primero y que gracias a la
información de un tercero, en este caso usted, pudo llegar la ambulancia al
lugar de los hechos y al menos rescatar a uno de los conductores de los
vehículos quien se encontraba en estado de alicoramiento?”. Y no crean que
exagero, si no lo han hecho escuchen a estos locutores, presentadores o
periodistas dando este tipo de información y notarán que no sólo dan detalles
del hecho, sino que al mismo tiempo colocan en boca de su interlocutor
información que ellos mismos desconocen.
Hace unos días escuché
y ví una entrevista que le hacían al doctor Antonio Navarro Wolf, Senador por la Alianza Verde, a
raíz de su decisión de laborar en un vehículo público (taxi) para efectos de
conocer más a fondo los problemas de los conductores y los usuarios de este
transporte y buscar soluciones, y en ella escuché esta perla:
“Senador,
¿cuál la razón para elegir conducir un taxi y no un camión recolector de
basura?”
Por un momento el
Senador titubeó y guardó un corto silencio, debiendo explicar, nuevamente, al
presentador, las razones que lo llevaban a conducir un taxi y le agregó: “además soy buen conductor y me gusta
hacerlo.”
Y siento verdadera pena
ajena, cuando en una de tantas entrevistas a personas que se encuentran en la
puerta de Medicina legal, concretamente en la morgue, esperando les hagan
entrega del cuerpo de su pariente muerto y llega el representante de prensa,
radio o televisión y pregunta: “¿Desde
qué horas se encuentra usted aquí y qué está esperando?”. Muchas veces las
entrevistas son tan absurdas que un momento trágico se presenta como una
parodia y provoca unas veces risa otras, la mayoría de las veces, rabia.
Durante los noticieros
siempre encuentro alguna entrevista que me deja perpleja, como la de la señora con
el rostro deformado por los moretones y mientras el camarógrafo recorre el
cuerpo de la misma, mostrando los brazos heridos, los golpes en las piernas,
quien porta el micrófono le pregunta: “Señora,
¿puede usted informar porqué acusa a su esposo de maltrato?”. La dama
relata que ha denunciado a su esposo cuatro veces porque la ha golpeado
salvajemente y que no ha obtenido ninguna ayuda. Posteriormente el mismo
presentador logra hablar con el esposo de la dama y le pregunta: “Es verdad que usted ha lesionado a su
esposa?” y el hombre contesta: “Es
que ella me golpeó primero…”. Y continúa el presentador: “Ella dice que esta es la cuarta vez que la
maltrata y tiene una incapacidad de treinta días, ¿es eso cierto?” y
nuevamente interviene el hombre: “No,
claro que no, es que ella no me respeta… ella me golpeó primero y no me podía
dejar.” Insiste el hombre del micrófono: “Entonces ¿usted considera que ella está mintiendo?”. Suficiente…
creo yo. Me gustaría, repito, saber cómo preparan a estos personajes para
realizar entrevistas y para informar al público de los eventos diarios que
ocurren en el País.
Hace algunos meses
escuché que una joven había sido objeto de una conducta inapropiada cuando se
transportaba en el Transmilenio en Bogotá, el noticiero informaba que había
sido agredida sexualmente y por supuesto el hombre del micrófono llegó hasta
ella y le preguntó lo ocurrido, ella tímida pero firmemente le dijo que ella
sintió que un hombre estaba muy pegado a ella por su espalda, así que se movió
para retirarse cuando observó que el mismo tenía su miembro por fuera del
pantalón, razón por la cual pidió ayuda para que lo retuvieran. Y entonces
nuestro fanático de las noticias le pregunta: “A qué distancia se encontraba el hombre de usted?” tras recibir la
obvia respuesta, siguió: “¿Cómo se dio cuenta
que este hombre estaba haciendo algo inusual?” la chica lo miró sorprendida
y le explicó lo que ya le había dicho y el hombre no contento añadió: “¿Anteriormente le había sucedido algo
igual?”. En ese momento pasan con el hombre esposado acompañado de dos policías
y el reportero corre detrás haciendo señas a los camarógrafos para que lo
acompañen. Al finalizar el noticiero se ve este mismo periodista agregando: “No pudimos entrevistar al supuesto agresor
de la joven NN, pero fue remitido para ser judicializado si es que se allegan pruebas
para hacerlo.”
Son muchísimos los
casos que veo a diario en la televisión y escucho en la radio, pero quise citar
solo estos brevísimos eventos, pensando que quizás nosotros también, en algunos
momentos no prestamos suficiente atención en nuestras conversaciones y terminamos
diciendo lo que no debíamos.
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