Junio
21 del 2014
Sordera
selectiva
Dicen que no hay que
peor sordo que el que no quiere oír.
Mi padre perdió el
sentido auditivo en su edad madura. De acuerdo a los médicos esta es la
enfermedad de los odontólogos, al estar de pie, inclinados hacia los pacientes
en las sillas, el cerumen va obstruyendo el orificio auditivo.
Sea cual fuere la razón
el caso es que perdió audición, sin embargo él se negaba a aceptarlo, algunas
veces lo sometía a pruebas de escucha, estando de pie mirando a través de la
ventana de su cuarto, me colocaba detrás de él y le hablaba, obviamente no me
contestaba, de pronto giraba y me encontraba allí, tras el sobresalto obvio, se
reía y decía “Yo sabía que estabas allí,
yo te oí.”
Siempre repetía que
simplemente no me entendía… un día salió a caminar y demoró alrededor de cinco
horas, ya estábamos preocupados cuando llegó informando que había estado en el
Instituto de ciegos y sordos y ya le habían formulado un audífono.
Una vez llegó con el
nuevo adminículo pensé que se había solucionado su problema auditivo, pero me
sorprendí mucho cuando una mañana lo saludé y no respondió. Me acerqué y le
pregunté qué había pasado con el audífono y me dijo que lo tenía apagado porque
hacía mucho ruido.
Otro día lo observé
mientras miraba la televisión, se sentó frente al aparato y se colocó unos audífonos
normales para seguir el programa. Le pregunté si escuchaba bien las noticias y
me afirmó con la cabeza que sí. Pero mi sorpresa fue mayor cuando siguiendo el
cable desde sus oídos a la televisión, vi que tenía el pivote que se conecta a
la salida del sonido en la mano…
Simplemente se
acostumbró a ese silencio, aprendió a entendernos mirándonos y nos engañaba
deduciendo lo que hablábamos.
Perder este sentido
debe ser una sensación muy difícil de sobrellevar y a muchos nos puede pasar.
Pero más que perder
este sentido es peor cuando no escuchamos o escuchamos sólo lo que queremos oír.
Hace poco sosteniendo
una conversación trivial por teléfono con un conocido, me ocurrió lo siguiente:
Abrí el grifo del baño y noté una disminución notoria del agua, de inmediato
recorrí toda la casa ensayando llaves y chequeando fugas en la calle. Llamé
entonces a un vecino y le pregunté:
E- Buenas, podría decirme si ¿ha
escuchado algún aviso de altavoz anunciando corte de agua?
V- ¿Por qué?
E- He notado que el volumen del agua
ha bajado considerablemente y temo que haya algún corte.
V- Aquí hay agua.
E- Aquí también pero está bajando con
muy poca fuerza, por eso me preguntaba si han anunciado algún corte en el
suministro.
V- Pero aquí está saliendo el agua.
E- Si y aquí también, pero muy poca
cantidad, con poca fuerza. ¿Ha escuchado algún aviso por altavoces en la calle?
V- Voy a recoger agua, ¿usted ha
escuchado que la van a quitar?
E- No señor.
V- Entonces voy a recoger agua.
E- Adiós.
V- Adiós.
Lo mismo me ocurrió con
una promotora de planes para celular, pero a otro nivel:
P.-
¿Cómo se encuentra en el día de hoy Señora Emma?
Apenas escuché estas
palabras, ya sabía que se trataba de una promotora de ventas. Sin embargo,
quise ser amable y escucharla para que no perdiera el impulso.
E.-
Bien, muchas gracias, ¿qué se le ofrece?
P.-
Señora Emma, hemos observado que usted es una excelente usuaria y querémos
ofrecerle un plan para mejorarle el servicio. ¿Cómo le parece señora Emma?
E.-
Pues la verdad no estoy interesada en cambiar mi plan.
P.-
Pero Señora Emma, con este plan usted podría tener 5 teléfonos preferidos, 100
mensajes gratis, por un valor de $ xxxxxxx.
E.-
De nuevo le repito que no estoy interesada en cambiar mi plan, ya tengo los
teléfonos preferidos que necesito y suficientes mensajes, por un valor menor al
que usted me ofrece.
P.-
Pero Señora Emma, este es el mejor plan del momento que tenemos, mire el precio
y todo lo que usted gana.
E.-
Señorita, me está ofreciendo un plan que no me interesa, más costoso del que ya
tengo y con los mismos servicios.
P.-
Pero va a tener cinco preferidos y 100 mensajes gratis, por solo $ xxxxxxx.
E.-
Señorita, no me interesa el plan, quiero seguir con el que ya disfruto.
P.-
Señora Emma, no deje pasar esta oportunidad, mire que sólo tiene un valor de $
xxxxxxxx.
E.-
Señorita, no quiero cambiar mi plan, ene o, no, no quiero, es más me voy a
retirar del servicio porque me voy a vivir a China y allá compraré el plan con
el celular que consiga allá.
P.-
Ah! …. Ah!... bueno, que tenga feliz tarde señora Emma.
E.-
Lo mismo. 一路平安 .
Así que cuidemos
nuestra forma de escuchar para no convertirnos en sordos selectivos, aunque en
estos días con el mundial de fútbol estamos en riesgo de quedarnos sordos con
las celebraciones tan eufóricas. Cuando celebraban los goles de Colombia contra
Costa de Marfil, se podía quitar el sonido a la televisión y a la radio y se
escuchaba la ovación de los caleños emocionados como si la ciudad fuera un gran
Estadio de Fútbol.
¡Feliz Mundial!
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