jueves, 2 de abril de 2015

La Semana Mayor



Abril 2 del 2015

La Semana Mayor

Las calles bloqueadas son el indicio de que la Semana Santa empezó, no lo es el Domingo de Ramos, porque su celebración es sólo el preámbulo de las vacaciones que para algunos empieza ese día mientras para otros no y sólo podrán contar con unos días de descanso a partir del jueves Santo. Es decir que el significado de esta conmemoración para la mayoría de los seres humanos es salir, viajar, algunos visitar familiares, otros dirigirse a las playas de nuestras hermosas costas, para otros será la recordación del sufrimiento de un gran hombre y para tantos de los ciudadanos colombianos la Semana Santa termina cuando deben regresar a sus hogares a seguir la rutina del trabajo, para ellos El sábado y domingo de resurrección significan fin de las vacaciones e inicio del “calvario” de los trancones para el feliz regreso.

Mi primera experiencia sobre esta Semana la tuve en Puerto Tejada (Cauca), mi madre nos preparaba para el recogimiento, el domingo de Ramos, era tradición comprar las palmas que debíamos llevar a la procesión de recibimiento de Jesús. Una imagen del Señor era colocado en un burrito y llegábamos hasta la Iglesia, este evento era lleno de alegría, todo el día se veían los niños en las calles enarbolando sus ramos. Es decir que todo el día se celebraba el ingreso de Jesús a Jerusalén.

El lunes veíamos a Jesús molesto con los mercaderes del templo a quienes arrojaba del mismo; el martes comunicaba a sus apóstoles la traición de uno de sus discípulos y le anunciaba a Pedro su negación; el miércoles, recuerdo que me llevaron a ver la película “El Mártir del Calvario”, donde me impactó la forma como Judas vendió a su Señor y amigo; al llegar el jueves veíamos a doce niños del pueblo vestidos con túnicas de colores (entre ellos mi hermano), quienes eran sentados junto al altar mayor, y el Sacerdote lavaba uno de sus pies y les imprimía un beso. Ese mismo día se llevaba a cabo el arresto de Jesús. Ese día se consagraban dos Hostias, una era consumida y la otra era guardada para colocarla en el Monumento que se exhibiría al día siguiente
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Mi impresión fue grande y tales eventos me parecían increíbles, era una historia fascinante que me producía una honda tristeza, máxime que cada noche durante una hermosa procesión se recreaba el evento de cada día, agregando, según el caso, un anda con la imagen del mismo.

El día viernes Jesucristo era llevado a prisión y literalmente eso se hacía en el pueblo, todos los habitantes lo visitaban en ese lugar donde colocaban otra imagen, esta presentaba un Cristo sangrante con una corona de espinas, semidesnudo y maltratado.

El viernes Santo, era realmente duro, el sacerdote que recuerdo en su púlpito, era el padre Gersaín Marín (q.e.p.d.), repitiendo las siete palabras con un tono especial que daba a su voz, se escuchaba por los parlantes de la Iglesia y sin necesidad de salir de casa se escuchaba. Desde la primera palabra “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen.” Hasta el final “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu.” Tardaba por lo menos unas siete horas, una por cada frase, analizaba cada una con verdadero ardor.

La muerte de Jesús crucificado me persiguió por mucho tiempo y aún hoy, al pensar en tantos seres que en aquella época fueron castigados de ese modo me hace estremecer, pienso que aunque en éste momento se conmemora la inmolación de un solo hombre, en ese entonces eran muchos, inocentes o no, que terminaban su vida de ese modo.

Una vez bajado de la Cruz, lo cual se hacía en la Iglesia, descolgando la imagen y dejándola sobre una pequeña tarima cubierta con un lienzo blanco, se procedía a colocarlo en la urna que después visitaríamo.
Para ese día mi madre y mi hermana vestían rigurosamente de negro, mi padre con traje y corbata, mi hermano un pantalón oscuro y su camisa blanca de amplio cuello, a mí me vestía de blanco, ya que era la más pequeña y consideraba no debía usar un traje oscuro, naturalmente que esta discriminación la reproché, ya que quería estar a la altura de los demás.

Ese viernes Santo visitábamos primero al Santo Sepulcro, una hermosa imagen de Jesús fallecido dentro de un sarcófago de cristal, luego al Santo Monumento, así lo llamaban o se llama; en Puerto Tejada sólo había una Iglesia, así que el Santo Monumento regularmente era llevado a la capilla de la escuela que era dirigida por las hermanas Vicentinas, en ese lugar llegábamos a rendir culto al Señor
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El sábado, lo recuerdo como El sábado de Gloria, aunque ahora escucho que es más conocido como el Sábado Santo. Y como todo lo que se llevaba a cabo en este pequeño pueblo del Cauca, desde que amanecía veía uno a grupos de gente corriendo por las calles cargando en andas imágenes de María, Marta, Juan y cuanto Santo se tenía en las bodegas de la Iglesia, buscando a Jesús. El Jesús Resucitado cubierto con una especie de sábana blanca y elevando en una de sus manos una banderita, en este momento no recuerdo si era blanca o azul o si tenía algo impreso, el caso es que su brazo derecho estaba levantado sosteniéndola, se encontraba escondido en algún lugar del pueblo, y se veía a la gente informando donde lo habían visto y los grupos corrían por las empolvadas calles, tropezando y ayudándose hasta que al final lo hallaban.

Una vez ocurría ese maravilloso evento todos los Santos salían detrás y lo acompañaban hasta la Iglesia. Ese día era alegre, todo el mundo sonreía, las lágrimas del día anterior quedaban olvidadas y sólo se pensaba que Jesucristo no había muerto y estaba entre nosotros. Los cohetes, la fanfarria y los vivas acompañaban la imagen hasta su destino final.

Fue emocionante ésta época y la recuerdo con nostalgia, fue mi primer inquietud sobre la historia de Jesús. Espero que quienes me leen vivan esta semana con la alegría de la Resurrección.

¡Felices Pascuas para todos!

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