lunes, 10 de agosto de 2015

Especialistas



Agosto 10 del 2015

Especialistas

El ser humano es bien especial cuando de conocimiento se trata, todos somos especialistas y tenemos la solución en la mano.

Si estamos viendo un campeonato de fútbol, todos dirigimos el partido y sabemos en qué se equivocó el técnico y le gritamos para que no haga tal o determinado cambio y en conclusión sabemos las fallas que llevaron a nuestro equipo a ser vencidos.

En atletismo igual, tenemos la última palabra del por qué la jabalina no llegó al punto X, por qué la gimnasta resbaló, por qué el talentoso chico de los clavados no alcanzó a hacer el giro perfecto, etc. etc.

Cuando tenemos un enfermo en casa, nos indican exactamente lo que debemos hacer, qué debemos comprar, cómo mover el paciente con la sabana de movimiento, situación que llevamos manejando tiempo atrás, nos indican cuantas veces girarlo en la cama para evitar las escaras, que tipo de alimentación darle, como bañarlo, en fin, agotado como se encuentra uno, recibe una serie de instrucciones que hay que afrontar con paciencia y una sonrisa de aceptación para evitar que las palabras suban de tono.

En este último caso, debo decir, que regularmente quienes llegan a pasar unos minutos con nuestro paciente ignoran por completo lo que éste quiere y lo que nos ha pedido no hacer, y al tratar de cumplir sus deseos quienes hemos cumplido con sus  requerimientos quedamos como quien dice: “como los malos del paseo”.

Últimamente he debido lidiar con los males de mi familia canina, aclarando que he cuidado de las mascotas de mi casa desde hace 30 largos años, y a pesar de que no les falta la droga, el cariño, y la atención, además de brindarles lo mejor dentro de mi capacidad, tener los médicos veterinarios al frente de sus enfermedades, recibo instrucciones de cómo manejarlos. Ninguna de las personas que se sienten con autoridad para decir lo que debo hacer conoce el carácter de cada uno de mis perros. Todos de diferentes tamaños y razas, los he visto crecer y conozco exactamente sus reacciones, precisamente este conocimiento es lo que me ha ayudado a saber cuándo están bien y cuándo no, hasta donde puedo llegar con ellos sin lastimarlos ni obligarlos a hacer algo que lejos de sanarlos los dañan.

En una oportunidad, nuestro husky siberiano, siendo todavía un cachorro, presentó la grave enfermedad denominada “sarna”, heredada al parecer de la madre, ya que todos los cachorritos, siete en total, desarrollaron la misma a la misma temprana edad. Fue un largo y doloroso tratamiento del cual salió con el recuerdo de grandes cicatrices en su cuerpo que afortunadamente están cubiertas con su pelaje. En ese entonces, un conocido le pareció que el mejor consejo era traerme aceite quemado para que le aplicara en la piel, afirmándome que así trataba él a sus perros en la finca. Me quedé perpleja y obviamente le expliqué el mal que les estaba haciendo a sus mascotas y el famoso “remedio” fue a dar a la cañería.

Eso es lo peor que uno puede hacerle a un animalito, es excesivamente tóxico, causa excoriaciones y destruye la piel, si se aplica caliente le causa quemaduras severas. Si el perro lame la sustancia le produce vómito, daño renal, daño hepático, intoxicación y muerte. Y para completar, los hidrocarburos que contiene el aceite los absorbe la piel y causa un descenso de la presión arterial.

La creolina también causa efectos secundarios tremendos, al aspirarla, las mascotas sufren problemas respiratorios, se ahogan, les produce tos, erosión de las membranas mucosas, pueden quedar en coma y morir.

Ahora, otra cosa, además de estas especialidades, no han observado que siempre que estamos intentando buscar algo que necesitamos, ya sea droga, alimento, o hemos estado mirando en la prensa en los avisos clasificados por alguna máquina, un mueble, una alfombra, cualquier cosa que por alguna razón nos hace falta, y pasamos meses diciendo a todos los amigos y conocidos tenernos en cuenta ¿si saben o conocen a alguien que lo venda? Con la promesa de que inmediatamente nos avisaran.

Cuando ya lo hemos conseguido no falta quien le dice: “Cómo no me dijiste, acabo de regalarle a fulanita eso precisamente.” “Si me hubieras dicho ayer.” “Pensar que yo lo regalé…” etc. etc. Pero si eso se consigue en tal o cual sitio.

Esto es parte de la naturaleza humana y cada día me sorprendo más ante estas situaciones que sin lugar a dudas hacen parte de nuestro diario vivir.

Ahora estoy buscando en préstamo un walkman de casetes, para realizar un traslado de cintas a mi computador, voy a esperar qué ocurre…




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