domingo, 7 de junio de 2015

María Eugenia Dávila Cardeña



Junio 7 del 2015

MARÍA EUGENIA DÁVILA CARDEÑA

Tengo el recuerdo fresco de la primera presentación que vi de María Eugenia Dávila en televisión, cuando no se hacían grabaciones sino que actuaban directamente. No podría decir que programa o novela era, pero sé que se estrenaba en su papel. Recuerdo que la vi un tanto gordita pero agradable, pero lo más curioso es que se le olvidaron sus líneas y ella giró su cabeza dando así tiempo a que intercalaran una propaganda, pues al pasar el programa en vivo no había forma diferente para corregir la falla. Tampoco existían los audífonos mediante los cuales un consueta podía recordarle sus líneas.

Fueron muchos sus papeles artísticos, María Cano, María, y una buena cantidad de novelas surgiendo en todas por sus cualidades, incluso cantando en “Pero sigo siendo el rey”, y yéndonos más atrás fue la novia de Carlitos (Carlos Muñoz) en “Yo y tú”.

Pero el mejor de sus papeles, en mi concepto, fue el de “María Consuelo” en la magnífica novela “Señora Isabel”. Cuando ví esta obra pude reír, llorar y desear repetir una y otra vez algunas de las escenas, en especial algunos diálogos de María Eugenia con Luis Mesa, aunque no le haría justicia ignorar a Judy Henriquez, Ana María Kamper, Alvaro Ruíz y todo ese magnífico elenco que  la acompañó.

He leído su vida relatada en forma detallada a través de videos, entrevistas, donde cuenta que en treinta y cinco años de actuación logró una bonanza económica que perdió a raíz de malas decisiones y de su lucha contra el alcoholismo y el mal uso de las drogas. 

En las últimas entrevistas dejó entrever que estaba disfrutando de su hijo, su nuera y una nieta, es decir al cabo de los años la unión familiar no se dejó esperar.

Son varios los videos que encontré en internet con algunas entrevistas, apartes de escenas en las que actuó y aunque buscando en las redes se puede hacer una buena recopilación de la vida artística de María Eugenia, sentí tristeza de ver lo poco que se recordó a esta mujer, como actriz, ya que su vida privada fue una eterna lucha y lo único que pude observar de su funeral a través de los medios fue un video, aparentemente sin la aprobación familiar, ya que quien lo realizó lo hizo de forma oculta. Un grupo pequeño de amigos en una sala de velación o algo parecido, allí estuvo presente el único hijo de la actriz. 

La soledad artística al cabo de los años, cuando los papeles que ofrecen a estos personajes son secundarios y muchas veces son como un favor a quien antes fue una estrella.

De vez en cuando hay entrevistas en las cuales se muestra la pobreza y humildad en que terminan sus vidas, sus amigos ya no son tan amigos, y regularmente terminan en un geriátrico de regular categoría.

Me pregunto con frecuencia cuál fue la razón para que estas personas que nos hicieron vivir tantas emociones a través de la pantalla chica no tuvieran en su haber una seguridad económica y médica que les sirviera de apoyo en sus últimos años. 

Es más, un personaje como Mario Moreno (Cantinflas), quien tuvo una solvencia económica envidiable, fue, según la información que se filtró a la prensa y al internet, maltratado, hasta golpeado por un familiar cuando yacía enfermo en sus últimos años. 

Quizás esto no sea ninguna novedad porque los mayores en Colombia, especialmente en determinadas clases sociales, son abandonados a su suerte e incluso algunos familiares los sacan de sus casas obligándolos a firmar documentos para despojarles de cualquier bien que posean, sin ningún miramiento, pero lo que me llama la atención es que de quienes vengo hablando en el medio teatral, cine, televisión, se vengan a menos de esta forma.

¿Qué pasa con el ser humano? ¿Dónde queda la familia de los artistas? ¿Por qué hay tanta soledad al llegar a la vejez? Me refiero a la soledad de apoyo, de afecto, de contacto social.

La verdad sólo me he sentido impactada por la vejez de Chavela Vargas, fue amada hasta último momento, al menos esa es la impresión que tengo, sus viajes a España y sus respectivas presentaciones, a pesar de que apenas si podía cantar, sentada en una silla de ruedas, fueron acompañadas de gente que la ayudó, y si bien es cierto, me pareció extremo verla así, acabada y como una muñequita de trapo en una de sus últimas presentaciones en público, la vi siempre acompañada.

No sé si ahora estarán peleándose su herencia, su legado, pero al menos no creo que haya sido maltratada, vivió como quiso vivir y así murió.





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