Agosto 23 del 2015
Gente espectacular
“La Casita del Bosque”, cuando
leí este nombre de inmediato lo relacioné con animales, caídas de agua, olor a
tierra y campo, y al instante me fui a investigar en internet de qué se
trataba, encontrando en Facebook esta reseña:
“La Casita del Bosque es un proyecto de rehabilitación de fauna
silvestre, y a la vez educación en aras del respeto por todas nuestras especies
hermanas.”
Mirando el contenido de la página
encontré que aceptan y ayudan animales heridos, lastimados, y que se encuentran
en circunstancias de vulnerabilidad en su propio hábitat, los ayudan y los
dejan libres para regresar a su entorno una vez así su propia naturaleza lo
dispone.
Hay fotografías con un gallinazo
llamado Abelardo el cual convive
pacíficamente con los demás integrantes de esa familia humana, canina e incluso
salvaje. Las zarigüeyas recorren el campo sin ser molestadas y disfrutan de la
amistad de este grupo de jóvenes que los alimentan y les permiten continuar su
vida a su antojo en la libertad de un hogar sin fronteras.
Hace algunos años conocí una
pareja joven que empezaba su labor prestando este gran servicio de recoger los
animalitos que se encuentran abandonados en las calles de Cali,
desafortunadamente no les hice seguimiento para saber su progreso en esa
difícil campaña. En ese entonces sólo pedían ayuda de alimento canino y
cualquier tipo de accesorio que fuera de buen uso en la finca en donde se
estaban organizando para cuidar estos animalitos. Tenían una cuenta de ahorros
para recibir cualquier tipo de donación económica. Pero así he encontrado en
internet muchas personas que dedican su vida a esta generosa actividad, sin
embargo parece insuficiente dada la proliferación de gatos y perros en la
ciudad.
Sin ir más lejos frente a mi casa
veo pasar muchos perros y gatos que no sé cómo logran sobrevivir con las
comidas que consumen de las basuras y al alto nivel de tráfico de la zona.
En la Sala de espera del hospital
veterinario donde atienden a mi familia canina, escucho muchísimas historias
sobre el trato y el maltrato animal, allí he conocido personas muy
interesantes, tales como la señora que tiene un criadero de la raza Beagle, y
que a la vez recibe los que encuentra abandonados. Un señor que ya tiene quince
perros que ha recogido y que les busca buenos hogares porque tiene un corazón
tan grande que no es capaz de dejar un animalito en la calle. La jovencita que
le fascinan los gatos y aparece en su casa con cuanto felino encuentra lastimado
en su barrio y con el apoyo de su mamá los lleva para ser curados en la
Veterinaria para posteriormente buscarles un buen hogar. Y hace poco un señor
llevó en una cajita un gatito atropellado. Me comentó que es un callejero que
arrima a su casa donde ya tiene una gata y le dan comida, pero que ese día
llegó herido y aunque no es suyo buscaba que lo atendieran en el Hospital. Así
he conocido diferentes personas con esa gran capacidad de servicio, pero
coincidiendo en que muchas de las personas que aceptan adoptar, muchas veces es
entusiasmo momentáneo y posteriormente ven que el animalito que creían haber
ubicado está sufriendo.
Lo que me sorprendió es que todos
ellos hacen seguimiento de los animalitos que entregan para estar seguros de no
haberse equivocado al entregarlos y muchas veces ellos mismos han reclamado al
adoptado para evitarle un mal mayor.
Cuánta generosidad en algunos
seres humanos, personas que trabajan en silencio haciendo una obra realmente
extraordinaria.
También presencié en esa sala de
espera, la llegada de un hombre mayor quien se apoyaba en un bastón en compañía
de al parecer su hija quienes traían a su perro un labrador negro, de gran
tamaño, de caminar tranquilo quien obedecía suavemente las ordenes que su amo
le impartía. La consulta de este hombre era el costo por sacrificar a este hermoso
ejemplar de pelo brillante. Todos, quienes allí estábamos miramos sorprendidos,
preguntándonos la razón para terminar con la vida de ese compañero. Pero más
fue nuestro desconcierto cuando el hombre argumentó que el perro tenía “unas
verrugas en una pata y tenía mal aliento”.
Miré al caballero y en mi torpeza solo pensé que él si que estaba mal,
cojeaba, hablaba con dificultad, con una tos fastidiosa en cada palabra y no
por eso estaban buscando sacrificarlo.
La médica veterinaria con mucho
cuidado miró al perro y explicó a la pareja que las razones expuestas no le
parecían tan extremas como para sacrificar un animal tan hermoso, al final y de
mala gana el hombre accedió a volver al día siguiente con la historia clínica
de “Jerónimo” para corregir el o los males que le aquejaran.
Espero que lo haya hecho pero no
me atreví a preguntar al día siguiente por el dolor que me causa ver que se
tome una decisión tan drástica hacia ese compañero que nos acompañó por tanto
tiempo, el que seguramente les dio muchos días alegres con sus ladridos y su
bienvenida cuando regresaron a casa, cuantas veces estuvo a su lado al estar
enfermo vigilando su sueño, en fin estos seres merecen atención al final de sus
vidas también, no hacerlos a un lado a la primer señal de enfermedad o vejez.
Al momento de publicar este blog
debo decir que sigo viendo pasar a Jerónimo guiado por su amo.
Pero como dicen, hay de todo en
la viña del Señor, sólo confío en que haya más personas como las primeras que
cito y menos como las últimas.