Mayo
19 del 2015
Cine
y televisión
Le ha ocurrido alguna
vez que por el título de una película considera que ¿“tiene” que verla? Pues
eso le ocurrió a una amiga mía y miren la odisea que se armó.
Resulta que esta
película no aparece en las carteleras normales de cine, pero sí está anunciada
en la televisión por cable de nuestra amiga, así que ante esta única
posibilidad de verla y ante el temor del retiro de la misma me invitó a
compartir este evento.
Digamos un día, el
jueves, preparadas para pagar por ver la película nos dirigimos a su televisor
de alta definición, encendimos el mismo y… se bloqueó la pantalla, hicimos
varios intentos normales, apagar, reiniciar, retirar tarjeta, limpiar tarjeta,
encender, y nada… después de esperar pacientemente a que dejara de girar un
circulillo buscando antena, nos decidimos a llamar a los encargados, quienes
tampoco dieron con el chiste, así pasaron un par de horas, de repente la
hermosa pantalla empezó a buscar antena y poco a poco entró a la normalidad,
pero ya era muy tarde y aplazamos el programa.
Un par de días después
a mi buena amiga se le ocurrió que podíamos hacer un nuevo intento y lograr ver
la película que nos quedó pendiente el jueves anterior, así que volvimos
nuestros pasos hacia el cine en televisión.
Nuevamente listas
frente al televisor seguimos las instrucciones para comprar la película, pero
nos surgió el problema que dicho servicio tiene, una plataforma un tanto
complicada y llegábamos a un punto muerto donde no sabíamos cómo confirmar
nuestro requerimiento. Optamos entonces por copiar el número de la tarjeta del
servicio y utilizamos la vía tradicional, es decir la telefónica. Nuevamente
nos rebotaba la compra.
De pronto hicimos el
gran descubrimiento que estábamos colocando un número mal… uufff que alivio, al
fin y al cabo se hizo la diligencia y quedó autorizada la compra de la
película.
Empezó la música
inicial y así mismo la película, cuando escucho el siguiente comentario de mi
amiga. “Yo creo que ya vi esta película,
no sé dónde ni cuándo, pero ya la ví…”, manifestó que reconocía la escena
siguiente y me indicaba lo que ocurriría; hicimos la pausa de rigor y tras
hacer memoria, tal parece que esta película la pasaron durante un vuelo de
avión en el que viajaba mi contertulia.
Desilusiones como ésta
ocurren a diario, pero nada parecido al adelanto de un episodio de la serie “Grey’s
Anatomy” de la cual soy fanática y con cuya información no sólo acabaron con la
sorpresa sino que hizo que éste capítulo perdiera calidad.
El 24 de abril de este
año, por un error al repartir en forma anticipada algunos ejemplares de la
revista Entertainment Weekly, reveló
la salida del actor Patrick Dempsey (Doctor Derek Shepherd), coprotagonista con
Ellen Pompeo (Meredith Grey).
No sólo se conoció la
salida de este actor principal, sino que se conoció la forma como fallecía como
consecuencia de una atención médica deficiente tras sufrir un accidente de
tránsito inusitado.
El capítulo salió al
aire en Colombia el día de ayer en la noche, y personalmente me arruinó el
interés que en ese momento podía haber causado el evento, ya que desde el mismo
instante en que empezaron a transmitir el programa, en mi caso, estaba a la
expectativa del choque y la consecuente muerte por desconexión de los
instrumentos médicos que sostenían la vida del neurocirujano.
A esta pareja que a
través de la serie tuvo cierta cantidad de sucesos graves que lograron superar,
no les permitieron gozar de una temporada buena y lo mismo ocurrió a quienes
vemos el programa. No quiero adelantarme con premoniciones fantasiosas de un
posible deterioro de esta emisión televisiva, ya que la escritora y productora
de “Grey’s Anatomy”, Shonda Rhimes, ha sido exitosa en sus obras y han
sobresalido, precisamente, por los sorpresivos eventos que empalma de manera
grandiosa para mantenernos a sus seguidores en suspenso.
Leyendo algunos chats
sobre la salida de “Derek” de esta magnífica historia me di cuenta el dolor que
suscitó la muerte de este protagonista en la serie, muchas personas dicen que
vertieron lágrimas por varias horas e incluso proponen formas para que la
escritora invierta el proceso y el doctor Mcdreamy regrese.
Esto es lo mejor de la
televisión, nos permite sufrir, vivir las vidas de nuestros admirados
personajes, pero también tenemos la oportunidad de soñar ya que la vida es
corta.